martes, 23 de julio de 2013

Adrián

Veo a mi hermano que transita el mundo tranquilo,
como si fuera piedra asentada en cualquier campo de musgo verde,
mecido por la humedad de la tierra viva.

Veo a mi hermano que bebe del agua
de arroyos imperturbables
y no conoce la palabra sed
porque todo le nutre
lo nutre todo

A mi hermano veo en esa ciudad,
que es cualquiera, es todas las ciudades,
subiendo a los trenes, que son siempre su destino.
Flota mi hermano, no camina en el camino
No le moja el mar de mil caribes
no le asusta la verdad,
por eso vive

Ha leído, mi hermano,
ha citado a muchos hombres en sus libros
ha cantado con las voces de los otros
y sí, mi hermano ha reído, ha reído

No necesita nada, se tiene a sí mismo
y tiene una su manera de querer libre
que le hace ser desposeído,
y por eso,
todo tiene

Yo lo veo, lo veo con la lucha en los zapatos
y va sembrando hierbabuena
en los huecos de sus huellas

Pero no es mi hermano, mi hermano
de sangre
nuestro padre el barro
nuestra madre Centroamérica
nuestra brújula el sol
nuestro pulmón, el aire
nuestra tumba, la tierra





miércoles, 10 de julio de 2013

El colibrí

Todas las mañanas, a las 6.30 a.m. se invita a tomar café en mi nuevo jardín un colibrí. Para él no es nuevo, por eso se toma la confianza de hablarme como un sabio, o un abuelo a quien se visita para pedir guía.

Paulita,  _dice_  ¿Vé cómo bato rápido y alegrísimo mis alas, tan veloz que no la doy chance de apreciar a cabalidad su color o su forma?. ¿Vé cómo muevo a la par mi cuerpito chiquito, lento, tranquilo... ? ¿Sabe por qué se mira armoniosa esta mi manera de pasiar? _Me pregunta_.

 - Porque sabe dónde y a qué viene, le digo. Sabe que lo que tiene que hacer cada día es beber el agua reposada de las flores del paraíso. Acto seguido, se desplaza hacia arriba y luego hacia abajo, como diciendo - Sí, se da la media vuelta y se marcha.

Ahí me deja y en eso ando perdida: pensando cómo le hace para tener un corazón capaz de equilibrar movimientos asíncronos,  cómo ponerle energía a las alas y calma al cuerpo, cómo encontrar la armonía para beber las aguas tranquilas del paraíso