sábado, 11 de junio de 2011

La próxima vez que vaya a la acampada de Botines será para desmontarla

Este es mi propósito, lo decidí la noche del jueves. Es un propósito individual, no iré más a la acampada de botines. Si iré a las asambleas de todxs, si participaré en acciones de apoyo mutuo, si leeré prensa de todo tipo, si trataré de enterarme, de hacer un esfuerzo por comprender la reforma laboral, el pacto del euro, qué derechos ciudadanos se nos han ido cercenando ante nuestra cara impasible. Pensaré por qué estoy donde estoy, qué me ha traído hasta aquí. 

Trataré de controlar el deseo de estar integrada en un espacio autogestionado, trataré de desempoderarme, para volver a empoderarme de nuevo de forma colectiva.

Volveré al campamento cuando empecemos a desmontarlo. He entendido la acampada como un laboratorio de aprendizaje, individual, colectivo y constructivista. Como un campo para la relación, para aprender desde el diálogo. En ése sentido creo que acampar, aunque se haya excedido en el tiempo, ha significado, no sé en qué medida ni cómo se va a canalizar, pero para las personas que están-mos allí desde luego es significativo y transformador.

En cambio, no he aprovechado para conocer los relatos individuales de la gente, cómo han llegado hasta allí, y en qué grado sienten que habían perdido la dignidad. Utilizo el pasado porque desde luego la estamos recuperando, por nosotros mismos. Pero como digo, la ansiedad por consensuar mínimos, por diluir nuestras personalidades por el procomún, por alcanzar resultados, ha ido imposibilitando más y más que se de ese encuentro sincero entre la gente. Tratar de evitar el conflicto supone autocensurarse. Y no quiero.

No quiero ir más porque quiero rebajar el ego, prepararme para la acción líquida de nuevo, desarticularme de mecanismos estructurales sólidos para abrir lo máximo posible, para distribuir, descentralizar, permitir la organicidad... Cuestiones muy complicadas que no sé si en este punto soy capaz de hacer.

El 19 de junio quiero ir a la manifestación como una ciudadana más, que se sienta libre para expresar su indignación personal.


Aquí dejo un audio recogido con una grabadora, del encuentro de varias personas de León que asumieron el rol de representantes de la acampada de botines, con una persona de Murcia que fue en las mismas condiciones. Son 30 minutos preclaros en los que se identifican reflexiones individuales, cuestiones logísticas y de organización, y valores, sobretodo valores: el deseo de escucharse, comprenderse, posicionarse en el lugar del otro, aprender, cooperar. Se identifican voluntades, egos, miedos, modos de ser...