viernes, 23 de noviembre de 2012

Para Cristina

La luna entró en mi casa
sin llamar a la puerta
igual que las comadres
entran en casa de las comadres.
¿Cómo devolver la luna sin pedir permiso
a las estrellas fugaces?
Habiendo hablado con la noche
desde mi terraza,
tras negociaciones que me dejaron
insomne,
Convenimos, la luna y yo:
que ella iluminaría tu cama
y yo de vez en cuando te despertaré
solo de vez en cuando

La luna es un globo

Me subo a la silla tropical
para escribir sobre la luna
apoyando mi mano derecha
en su blanco seno.
La miro desde lo alto
con ojos de gato.
Polvo de estrellas,
lava en tiznes y grafito
marcan este globo,
que es el mundo mío
colgado de un hilo,
pendiente en el salón
Ulises vendrá a desinflar tu carne,
Las huellas se hundirán
como se hunden las arrugas
en mi lengua


sábado, 17 de noviembre de 2012

en la terraza de San Salvador

Si me preguntan dónde fui más feliz,
en la terraza, les diré.
Mirando al volcán,
a los árboles llorones
durmiendo la siesta en la hamaca
los viernes
cargando mis piedras con la luna
desayunando café en la mecedora.
De pie, apoyada en la repisa,
espiando el jardín tao
con la mirada hacia arriba
escuchando jazz
encendiendo un globo de papel
y diciéndole adiós con la mano
suplicando que atraviese el muro
Fui feliz con el sonido de las campanillas indias bailándole
al viento de noviembre
mojándome desnuda e histérica
con el farolito de Ataco,
las conchas del Zonte,
los barriletes de Guatemala
la guitarrita de la estación central de autobuses
la máscara del maya
la caracola de Chachahuate
el mantel de San Marcos
y el flamenco de los Planes de Renderos.
Tenía una vecina a la que veía desde mi otra casa
subida a la terraza, con las rodillas pegadas al pecho
rubia y enojada,
bella
Pintada de rojo, o sucia e infotografiable
con la cena en la mesa,
y un vaso con agua y una rosa de matorral
con el barquito azul, amarillo y verde de la playa del Cuco,
que nos regaló el capitán Neptuno
En el atardecer rosa, frente al lilo
con los cantos de la misa y el vendedor de pan en bicicleta
cogiendo borracha
ahora, escribiendo este poema, tapada
con la cobija
Esperando a que la farola alumbre los doscientos cableados
y las nubes se pongan más y más moradas
con el temblor de la antena de radio
Contigo, fumando.





miércoles, 7 de noviembre de 2012

Cura Sana. Capitulo 10


Ayer lloré porque no te olvido
aún canten las cigarras
caliente el fuego
suene la guitarra
aún se respire frio
no hay consuelo

Porque lo que eres ya no has sido
la pena se me agarra
y me anclo al suelo.
Pero el amor no amarra
toma nuevos caminos
y huye del miedo


Entre el cuerpo y el volcán un pasillo
tembloroso de diamantes
silueta el sol.
El camino rutilante
del lago Atitlán mío
lo dibujo yo

Lentas caen las olas sobre el muelle
y mecen al pescador
agua que canta
dulces letras con su voz
es de la barca el fuelle
que no quebranta

Entona que ha acabado el estío
que es madre la mojarra
junto al mirador.
Al norte de la barra
los cuerpos encuentran equilibrio
en el corredor

El atardecer del lago mío
acompaña vibrante
al trabajador
que descansa, come y antes
agradece a estas aguas su brillo
como lo hace el sol

lunes, 5 de noviembre de 2012

Coplilla de Guatemala

Entre el cuerpo y el volcán  un pasillo
tembloroso de diamantes
silueta el sol
el camino rutilante
del lago Atitlán mío
lo dibujo yo