viernes, 23 de noviembre de 2012

Para Cristina

La luna entró en mi casa
sin llamar a la puerta
igual que las comadres
entran en casa de las comadres.
¿Cómo devolver la luna sin pedir permiso
a las estrellas fugaces?
Habiendo hablado con la noche
desde mi terraza,
tras negociaciones que me dejaron
insomne,
Convenimos, la luna y yo:
que ella iluminaría tu cama
y yo de vez en cuando te despertaré
solo de vez en cuando

La luna es un globo

Me subo a la silla tropical
para escribir sobre la luna
apoyando mi mano derecha
en su blanco seno.
La miro desde lo alto
con ojos de gato.
Polvo de estrellas,
lava en tiznes y grafito
marcan este globo,
que es el mundo mío
colgado de un hilo,
pendiente en el salón
Ulises vendrá a desinflar tu carne,
Las huellas se hundirán
como se hunden las arrugas
en mi lengua