- Todas mis estrategias para recuperarle están fracasando, les dije a los poetas atravesando la Roosvelt, antes de enchilarnos y ver morir a Carlos delante de un platillo de aguacate.
Ni psiquiatras, ni madre, ni amigos... Yo como el hijo del pescador, que sabe que cenará abundante aún cuando su papá todavía no ha lanzado la pita del anzuelo ganador, así tengo la certeza de que me daré un festín cuando os hable de amor.
Conté a los poetas que te cité el tiempo líquido de Bauman, en respuesta a tu poderosa razón sobre la inmensidad de muchos meses y la inmensidad de 1 oceáno + 1 continente y 1/2 entre nosotros. Viendo que la filosofía posmoderna no había sido efectiva, continué con la teoría de las almas gemelas. El truco por la vía del espíritu tampoco resultó afortunado... ¡mira que son imágenes poderosas ambas!
- Cariño podemos expandir, encoger y malear el tiempo, ¡somos líquidos!, ¡qué importan la distancia y el espacio, si somos líquidos!
- Cariño, tú que has tenido la fortuna de coincidir con tu mitad y la abandonas a sabiendas, tendrás que pagar tu desagradecimiento el resto de tus vidas hasta volver a encontrarnos.
Nada. - El universo tiene un alma única, fue tu respuesta.
Te puse el vídeo de la lectura de Benjamín Prado sobre El Salvador, le decía al poeta de la sonrisa de luna creciente. ¡Mi vida, que si dejas de quererme no habrás estado nunca aquí, no habrás visto a los pelícanos volar sobre la playa del Cuco! - No voy a matarte nunca, mamasita. Le dije a los poetas que me contestaste.
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