Yo no me acerco a cardumen, cardumen se acerca a mí...
Luz llama a luz, aunque yo esté sorda, como los gatos blancos.
No viene por voluntad propia, no es alea, ni albedrío, yo lo llamo.
No golpeo a su puerta... y cardumen igual viene (aún no entra).
Le arrastra la energía que me envuelve, la luz que se expande.
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