La carpa de un circo
blanca, como los pliegues del velo de una novia sobre su cara,
blanca, como los pliegues del velo de una novia sobre su cara,
la placenta que, como un altavoz al revés, amplifica los sonidos y a la vez los tapa, el dibujo de la luna proyectada en la tierra
la coraza blanca de quien se sabe perdedor
el colador de luz y viento
por tí todas las cosas pasan.
Un triángulo de base firme, que acumula puntos y cenizas
la niña burbuja
la niña tortuga
por ahí entra el rayo
no saldrá hasta ser el día entero, hinchado, completo y desbordante
no saldrá tampoco el recuerdo de la noche
la cabeza pegada
ni tus manos
ni mi cuello
la retícula imperfecta
los intrusos
la sección que expulsa a lo que del espacio sobra
aquí me encuentras,
expuesta,
como el pájaro y la fruta
con olor a viuda, con piel de tul
inerte en el límite líquido
y en la nebulosa
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